Desde esta orilla del pensamiento se deslizan mis palabras. Lloriquean, gimen, se agitan, para, en últimas, quedar muertas. Sin frutos, sin aliento. Y al rato resurgen: enérgicas, claras, contundentes, delirantes y hasta punzantes. Juego misterioso que envuelve. Brisa que golpea la nota melodiosa más allá del alma.
En este magno silencio que produce miedo, poco a poco se cae en el lago insondable de la desesperanza, del penoso olvido. Un cúmulo de nombres, versos, cartas sin sentido, desfilan en el hilo mágico de los recuerdos.
Yo, que escribí tu nombre con fuego con sangre
Yo, que entre blancas sábanas te lloré
Yo, que deambule en círculo en la absorta soledad de la vigilia
Yo, que sentí tu ausencia, tus latidos
Imagen: Créditos a su creador.
Luz Marina Méndez Carrillo/31/10/2022/ Derechos de autor reservados.
Obra registrada en Cedro-España/ https://www.cedro.org/
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