
Como el viento que sopla en los caminos
Como la noche cuyo latido agoniza
Como el rayo que su luz acompasa
Detenga un instante su andar y escuche: el inaudible aletear de las mariposas, el vaivén del campanario nocturnal, la gota que sigilosa desliza sus esperanzas en la verde hojarasca y, el ave que sus pisadas pinta en la orla del viento.
Que no escape a la luz de la pupila espiritual, el sutil mensaje del ladrido de un perro en medio de la noche, las finas almohadillas de un gato al saltar, y el susurro del ángel que en el vientre se agita.
Detenga un instante su andar… Para palpar y sentir el latido del alma en agonía, con las huellas silenciosas que surcan la tierra lacerada, la bala que el pulmón atraviesa, la agonía del grito en la garganta, el hambre y dolor del infortunado, y el hilo imperceptible de la sangre injustamente derramada.
Con los pies descalzos, una venda en los ojos y la memoria lanzada al olvido, deambulamos como seres sin alma, sin corazón y sin latidos. Egoísmo rastrero, cuya sed complace sus débiles ansias. Sendero de un socavón abandonado.
Imagen: Créditos a su creador
LuzMarinaMéndezCarrillo / 13022020/ Derechos de autor reservados.
Obra registrada en Cedro-España/ https://www.cedro.org/
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