
Esta noche me he sentido incompleta. He degustado en la vid del corazón, la pócima de la sed, y en lo recóndito del alma, el vacío que la aniquila.
Miro transcurrir el tiempo sin lograr detenerlo. ¡No lo deseo! Delicia ver como escapa de mis manos y se desliza lentamente, cual gota de aceite, cual huella latente.
¡El nacer y morir de las horas, minutos y segundos, es un pentagrama de filosofía eterna e inigualable!
A veces quisiera, y de hecho lo hice. No mover un ápice al entendimiento. Simple y llanamente, observar y observar. Detenerme un instante en el velo translúcido del momento, escuchar el sonido de la lluvia al caer sobre mi ventana, y con ella, el soplo inagotable del aire en los pulmones.
Ver, en su completitud, el paño extendido que deja a su paso dicho transcurrir, y una vez percibido, saborearlo en el borde de mis labios ajados e ímpetu de mis delgados dedos
Hilo imperceptible del tiempo
Efímero y perenne
Yaces
Quieto y mudo
En la memoria
¡Dulce advenimiento!
Cómo volver
Y en lugar de sellar
Descorrer el velo
آلعآبث آلآخير* Imagen tomada del muro de*
Luz Marina Méndez Carrillo/01102019/Derechos de autor reservados.
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