MI DIARIO: ¡LA VID DE NUESTROS ENCANTOS!
- Luz Marina Mendez
- 29 ago 2019
- 1 Min. de lectura

¡La vida, cofradía de sonrisas!
¡La muerte, constelación de lágrimas!
Ante éste mar de incertidumbre, escapamos lejos de este maremágnum, en aras de crear ese algo, ese pedazo de cielo, donde tú y yo, decantar al divino hacedor y al firmamento en su completitud, por la gratificación recibida, y al unísono, construir, el tálamo que vivifique este amor que llevamos dentro, cual cántaro bendito, cual gota de vida.
Calcé mis sandalias doradas, la túnica blanca adherida a mi cintura y el sujetador de blancas estrellas. Alcé mi cabello en broche translúcido y ceñí sobre mi frente, diadema de hermosos luceros.
Antes de partir, Micifuz, mi hermoso gato blanco y la Mirla de mi jardín encantado, contemplamos, en un instante, en un piélago de vida, los sonidos de la noche silente.
Se oye el lánguido aullido de un perro a lo lejos, el aire inquieto se pavonea, el maleante vigila y las almas buenas reposan en su agonía. Se escucha el lamento de seres atormentados, y cae a la tierra en su infertilidad, una lágrima. Y a su vez, vuela al firmamento una plegaria.
Ascendimos por la escalera misteriosa, cuya iridiscencia y luminosidad, la prodigan inquietas libélulas, llegando al fin, a la cima de la bella flor de jade.
Allí, en posición de loto, y luego de un retazo de letargo, construimos, la vid de nuestros encantos.
He visto tu nombre
En delineados trazos
He mirado tu rostro
Y palpado tu sonrisa
He bebido de tu noche
Manantial de vida
He tocado tus labios
¡Sed del alma mía!
¡Ángulo de mi sonrisa
Pupila de mis sueños!
Ven a mis brazos
Aliviana mi agonía
* Imagen tomada de la página de Piruja.
Luz Marina Méndez Carrillo/29082019/Derechos de autor reservados.
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