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  • Foto del escritorLuz Marina Mendez

¡NECIO CORAZÓN!










Puedo, cual manojo de naipes, unir los hilos de la indiferencia, que han permeado el transcurrir de mi existencia. La vida es vida si se vive. Y hubo épocas que no lo supe.



Decir, nada tiene que ver éste corazón, es una falacia. No doy un paso sin que pese en cada acto de mis días. Conectado al sentir de mi alma, que cuando ésta ansia su recorrido nocturnal, se desliza sigiloso por el cordón de plata, atado a ella en ferviente plegaria.


¡Y de esta manera, mi alma se hizo su esclava!



Hasta que un día, sacudiendo sus alas, apartó de sus dendritas éste necio corazón.



¿Qué será de mí, si atado sigues a mis cadenas?


¡No olvides que mi esperanza no es la tuya,

Ni mis lamentos resguardan tus aposentos!


Aparta tus huellas de mi camino.

Y la luz de tu mirada de mis pupilas



Y el corazón acongojado, deshizo sus maletas y quedó desilusionado. Ahora, taciturno y solo, deambula en busca del cáliz que sacie sus ansias, sus ansias benditas.


A un costado de su lecho y en evocación de su magia ardiente, exclamó con profunda abnegación:



*



Y sigo creyendo en el poder de las estrellas

El resplandor de la luna y su magia dulce y bella



En la noche callada

El mensaje de los luceros

La furia del mar

Y la congoja del viento



En la verdad de la lágrima que desliza en la mejilla

La sangre sobre el poema

Y el llanto del alma.



En la sinceridad de la inocencia

Reflejada en la pupila

En el epicentro de las manos

Y el crujir de las cadenas



En la intensidad de la luz solar

El fuego del relámpago y el silencio

De los labios atados.




* Imagen tomada de Pinterest

Luz Marina Méndez Carrillo/28102019/Derechos de autor reservados.


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