No creo que el amor exista. Existe, el deseo irrefrenable de poseer, dominar, despreciar, complacer y acariciar, para luego olvidar. Hay seres que, abusan hasta donde la maldad rastrera de su alma lo permite.
¡Egoísmo irrefrenable que, se sacia en su pócima maldita!
Considero que el amor no existe. Y si existe, no hemos alcanzado aún, a rozar siquiera, una de las alas de tan bello sentimiento. En el recodo de mi afortunada e infortunada vida, no he conocido a nadie, distinto al sofisma que pinta el escritor, el poeta, y las mentes delirantes que, rayan en el epicentro de la locura, que ofrezca un ápice de tan deliciosa pócima.
¡Sabor incierto de un perfume inexistente!
Un día quise creer… Y cubrí de sueños y diademas el corazón, y de anhelos infinitos el alma. Eran días de fuego, alegría y llanto. Hasta que, lunas después, no eran más que ondas de un mal espejismo, promesas rotas de corazones muertos, tumbas vacías, seres sin alma.
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