Y de repente, de las palmas de mis manos brotaron sueños, sueños de hojarasca, sueños de amor y vida.
Me detuve bajo la luz de esta luna clara, a oír el silencioso palpitar de la existencia, las pisadas del aura y la luz del resplandor del alma humana.
Y el viento fue midiendo mis latidos, como mis palabras, que sonrojadas giran del corazón a las mejillas.
¡Pausa se hace en el ambiente, pausa en mi corazón latente!
Miro sin dolor, las arandelas de la ausencia, la copa del desprecio y el llanto amargo del pasado.
Fue ayer, si, fue ayer.
Y hoy, en el mismo escenario, ha florecido la vida, los crisantemos abrieron al firmamento sus dulces pétalos, mi hermoso gato blanco intensificó su mirada, y la Mirla misteriosa de mi jardín florecido, ha embellecido su canto, la escalera que conduce al firmamento se ha iluminado, y a lo lejos, diviso mi hermosa estrella.
De mis labios, su carmesí
De mis pechos, su vaivén
De mis mejillas, su rubor
Y de mi cuerpo, su candor
Haciéndonos pedazos y queriendo echar atrás, la memoria florece borrando vestigios de amargos recuerdos y amores fallidos. Es la vida que rompe de un tajo amargos esquemas, es la luz solar y furia de la luna clara, que vivifica, que florece en terrenos estériles.
Sombras, solo eso, sombras del pasado detenidas en el tiempo, letras muertas en arrugadas hojas, y lágrimas como perlas sagradas purificando el cuerpo, bendiciendo el alma.
¡Es la vida, que no deja paso a la muerte!
Y hoy, en caminos distintos, tu estrella ilumina mi sendero, y la mía el tuyo.
* Imagen tomada del muro de Engèlbèrt Jàrvinià
Luz Marina Méndez Carrillo/17122019/Derechos de autor reservados.
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